A veces cuando amamos demasiado
dos almas se convierten en un ser,
y pase lo que pase entre ambas almas
sólo se ve lo que se quiere ver.
Y otras veces, sin importarnos nada,
sin sentir ni el más mínimo dolor,
lo más sagrado de un hogar dejamos
y apagamos la llama de ese amor.
Es que el amor, según dicen los sabios,
del todo no se llega a comprender.
Hoy amamos con algo de locura
y mañana dejamos de querer.
Y así marchamos por este sendero
misterioso y sublime del amor,
riendo a carcajadas de alegría
o llorando de pena y de dolor.
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