lunes, 1 de noviembre de 2010

Vuelan los ángeles
por el azul del cielo...
Y los poetas.

A modo de prólogo

Entre ángeles...


Ángel hilvana palabras de vuelo celestial con el canto de una poesía que inunda el Alma...
"Pinta la tarde un paisaje
con el sol distante, hundido,
como un castillo fantasma
que tiene un cuarto encendido..."
Lo cotidiano traduce su fuerza en el sentido de la Vida, que no cesa de alabar al misterio natural...
"La Luna canta una copla
que dice de amor y pena
porque anda sola en la noche
buscando quien la comprenda..."
Y el Amor es una madeja de ensueños dorados que entreteje caminos de profunda emoción.
"El amor es un mágico sueño,
el amor es sublime, divino..."
La Patria y la conciencia del deber cumplido se traducen en un llamado a la Paz, como acontece con los sabios de corazón:
"Se puede custodiar en gran tesoro
sin fusil, sin metralla, sin espada,
caminando tan sólo entre la gente,
con la fuerza del bien en la palabra..."
Angelito traduce en versos el valor del UNIVERSO... Con el arrebato espiritual y la grandeza simple y profunda de los GRANDES... Resulta un placer, un dulce sabor, este recorrido por los senderos de su escritura...


Susana Umeres / Marzo 2009

Palabras para un amigo

El querido y especial poeta Angel Lapolla, generoso en su amistad y mi valoración, ha pedido que le escriba unas palabras para su nuevo libro poético, sin darse cuenta que, con ellas, desmerecerá su nacimiento.
Pero, al insistir, digo lo siguiente:
El "Negrito" Lapolla, es el mejor poeta de nuestra ciudad.
Sin reparar en edades ni sexos.
Su belleza, su lirismo y su creatividad, lo alzan al peldaño de más lucimiento, y de más valoración.
Su nuevo libro es la reiteración de todos sus merecimientos.
Es el crisol en donde se nutre y fulge la poesía. Es la exposición de su más sincera dimensión de vate singular.
Ojalá que los que andamos en este sendero lírico, podamos -alguna vez- alzarnos hasta él.
Lapolla, no sólo emana frases que son fulgores, sino también profundiza en conceptos que subyacen en lo profundo de sus soliloquios.
Esos soliloquios en los que solemos hundirnos los que andamos en la búsqueda de "ese no sé qué", pero al que seguimos buscando.
Claro que no le diremos nada nuevo, si le expresamos que a Angel lo tenemos considerado en el mejor de los conceptos, como persona, como poeta y como amigo.
La famosa frase de Abel Castellanos en "El Temulento" que dice: "Abel murió, y el mundo se pobló con la raza de Caín", no tendría sentido si el mundo estuviera poblado por muchas personas como él.


Ricardo I. Piraccini

Crepúsculo otoñal

Pinta la tarde un paisaje
con el sol distante, hundido,
como un castillo fantasma
que tiene un cuarto encendido.

Candelabros, por las calles,
son los árboles sin hojas.
Y las ramas largas velas
blancas, pardas, grises, rojas.

Es la bóveda del techo
del castillo anaranjada.
Cada casa, cada puerta,
un guardián con una espada.

Y es el viento una trompeta
proclamando su mensaje.
Nada falta en el castillo,
ni armadura, ni moblaje...

Y a medida que la lumbre
lentamente se diluye,
con las sombras avanzando
mi soñar febril concluye.

Ya no hay tarde, ni castillo,
ni locuras en mi mente.
Ya no hay gotas de rocío
ni puñales en mi frente.

Otra vez el viejo mundo.
Tierra. Cielo. Luna. Gente.

Te buscaré este otoño

Te buscaré este otoño.
Conversaré contigo,
de rimas y sonetos.
De sueños compartidos.

Te encontraré en las hojas
bañadas de rocío.
Te encontraré en el viento
jugando enloquecido.

Te encontraré en las tardes
de ocasos amarillos.
Te encontraré en el canto
de un pájaro sin nido.

Te encontraré en las plazas.
Te encontraré en los pinos.
En la paloma triste
y en la quietud del niño...

Te buscaré este otoño.
Conversaré contigo.
Jamás existe ausencia
si nunca entró el olvido.

A mi querido amigo Leonardo

Misteriosa poesía

Una poesía tiene
siempre un algo de misterio...
quien escribe es el poeta
con su sangre y su cerebro
... pero quien manda y ordena,
es tan sólo el sentimiento...

Y aunque no quiera el poeta
decir lo que está diciendo,
casi sin pensar coloca,
cada palabra del verso.
... porque hay una voz lejana
de inspiración en su pecho...

¿De dónde viene, preguntas,
este mandato de fuego...?
pues de un lugar al que llaman
los viejos sabios, el cielo.
donde hay millares de estrellas
conformando un universo.

Donde el amor es un río
bajando hasta nuestro cuerpo.
Donde todo se termina
para comenzar de nuevo.
... de allí viene, amigo mío,
ese sentir tan intenso...

Déjame

Déjame besarte
como tibia brisa.

Déjame abrazarte
como abraza el sol.

Déjame mirarte
sin decirte nada.

Déjame quererte
como quiero yo.

Déjame a tu lado
soñando dichoso.

Déjame que sienta
tu respiración.

Déjame tocarte
¡por Dios!... te lo pido.

Déjame quererte
como quiero yo.

Déjame que diga
que yo soy tu dueño.

Déjame que viva
con esa ilusión.

Déjame seguirte
como un perro bueno,

que aunque lo castiguen
mira con amor.

Déjame bañarte
de rosas tu falda.

Porque eres mil rosas
en sólo una flor.

Déjame adorarte
mi diosa, mi reina.

Déjame quererte
como quiero yo.

San Telmo

Tal vez por ser nostalgioso
y vivir de los recuerdos,
yo elijo, de los cien barrios,
para cantarle a SAN TELMO.

Caminando por Defensa,
frente a la plaza Dorrego,
un bandoneón siempre suena
y en el aire flota un verso.

Barrio de luna plateada
y piropos callejeros.
Barrio de vino y de tango
y de pañuelo en el cuello.

De glicinas y malvones.
De adoquines desparejos.
De anticuarios donde guardan
el silencio de los sueños.

Barrio que nunca te olvido.
Barrio lindo de SAN TELMO.
Yo también llevo en el alma
recortes del tiempo viejo.

Los árboles

También los árboles duermen
en la quietud de la noche.
También sus brazos descansan
de vientos, tierras y soles.

Y se despiertan al alba
con los primeros fulgores
para dar paso a la vida
entre trinos y colores.

También los árboles sienten
alegrías y dolores.
Y sufren cuando una rama
inútilmente se rompe.

Y esperan todos los días
del cielo sus bendiciones.
Y aquellos que no dan frutos
dan sombra, madera o flores...

También los árboles sueñan
y viven con ilusiones.
Y se mecen acunando
¡tántos pájaros cantores...!

Y mueren sin decir nada
de frente como los hombres.
¡Por Dios...! No les hagan daño
porque tal vez hasta lloren.

La magnolia

Está la plaza aromada
con perfume de magnolia.
Y ella vestida de blanco
como si fuera una novia.

Está la plaza aromada
y es algo que me emociona.
Y por dentro alegre, digo:
¡Bendita seas, señora!

Por su copa van danzando
alocadas mariposas.
Y poco a poco se llenan
de sol temprano sus hojas.

Gallarda, altiva, imponente,
proyecta una hermosa sombra;
donde pican, saltan, juegan,
pajarillos y palomas.

Más allá, las otras plantas,
a la reina le hacen ronda;
mientras despierta en capullos
en diciembre la magnolia.

¡Basta...!

Un día dirá la Tierra:
¡BASTA... ya... por Dios... Señores...
De quemar y talar montes.
De asfixiar plantas y flores.

De contaminar las aguas.
De matar inútilmente.
De provocar destrucciones
tan irrespetuosamente...

Un día dirá la Tierra:
¡Ya estoy por demás, cansada...!
De sufrir maldad y daño.
De vivir envenenada.

Por eso les digo ¡BASTA...!
Basta de contemplaciones.
Se terminó en este instante,
nuestras buenas relaciones.

Y con esto les prevengo,
que mi corazón se cierra.
No seré tan generosa.
No soy más La Madre Tierra.

... Y el hombre siguió marchando
por su pervertida meta;
sin importarle los daños
que ocasionaba al planeta...

Un día, dirá la Tierra:
¡BASTA...! ya... por Dios... Señores...
¿Pero no será muy tarde...?
¿Habrá plantas, peces, flores...?

Bulevar Alsina

Recuerdo las palmeras
de bulevar Alsina,
el paredón, el puente,
y aquella vieja esquina,

donde todas las tardes
pelotaris había,
y Mustafá jugando
era una garantía.

La casa perfumada
de esa buena vecina,
y aquel aroma dulce
de malvón y glicina.

El humo carbonero
oscureciendo el día,
y el ruido ferroviario
que escucho todavía...

La luz amarillenta
del foco de la esquina,
cayendo al empedrado
sin fuerza, mortecina.

Y todo aquel entorno
con su fisonomía
que el tiempo no ha podido
borrar del alma mía...

Y otra cosa recuerdo
de bulevar Alsina,
una muchacha alegre
que a mi encuentro camina.

La noche no importaba
por más oscura y fría,
yo suave la abrazaba,
y ella me sonreía.

¡Por Dios! Cuántos recuerdos
de bulevar Alsina,
con perfume de tiempo
de malvón y glicina.
... A veces melancólico,
perdido, entre neblina,
luchando con fantasmas,
despierto en esa esquina.

Canto para un poeta

Un poco de lluvia mansa
siempre bien le hace a la tierra,
es como un beso de amor
que al alma llega y refresca.

Un poco de lluvia mansa
se abraza al suelo y se queda,
con esperanzas y sueños,
como una madre en espera.

Mientras tanto, el agua suave
es más que una lluvia buena.
Es un manto que Dios manda
de vida nueva a la tierra.

Es verde, amarillo y oro,
y fuerza de primavera.
Es pan, trabajo, alegría,
y canto para un poeta.

La espera inútil

La luz de una vela
miraba los besos
que aquellos amantes
se daban traviesos.

Dichosa, la vela,
con gusto observaba
la escena amorosa
que allí se entablaba,

pensando, con ansias,
en el dulce instante
que luego vendría
de amor culminante.

Siguieron momentos
lascivos pasando
hasta el delicioso
final acercando.

Entonces, la vela,
más fuerte alumbró
y el ojo atrevido
pícaro alargó.

De pronto un suspiro
de un pecho escapó,
y el viento inocente
la vela apagó.

Una décima de amor

Una décima de amor
es un corazón doliente,
donde el poeta y su mente
trabajan con gran fervor.
Cada verso es un primor
despertando sentimiento.
Inspiración de un momento
que nace y muere al instante,
como un rayo fulgurante
alumbrando el firmamento.

Una décima de amor
es un poco de locura.
La canción más dulce y pura
de la lira de un cantor.
Es alegría y dolor.
Es un sentir delirante.
Fuego que brota radiante
en una afiebrada frente.
Un segundo, solamente,
de exaltación de un amante.

La aurora

En la mañana temprano
con el frescor del rocío,
comienzan los pío, pío,
saludando al ser humano.
El sol extiende su mano
y la flor amor convida.
Y es todo una bienvenida
que el cielo va regalando.
... Y así se va despertando
todos los días la vida.

Si hasta imposible parece
que esto pueda suceder.
Es cosa de no creer
cómo todo reverdece.
Después, la tarde aparece,
con su siesta de rigor.
Y con ternura y calor
la noche se va acercando.
... Y es una rueda girando
las bondades del Señor.

Como lo manda el Señor

El ser humano, es humano,
porque lleva un corazón,
marcándole la intención
de los hechos de antemano.
Lo aconseja como hermano
con la más pura pasión.
Le hace sentir la emoción
de la vida generosa.
... Y hasta la rosa, es más rosa,
cuando le habla el corazón.

¡Pobre del que nunca siente
la voz de su corazón...!
Las cosas no siempre son
como lo ordena la mente.
No hay que confiar solamente
en esta chispa sagrada.
La mente está preparada
para obrar rápidamente,
y de esta forma, la gente,
puede actuar equivocada.

Nunca deje que la mente
trabaje sola en la acción.
Que intervenga el corazón
para no actuar fríamente.
Verá todo diferente
desde un punto superior.
Andará lleno de amor
y será casi perfecto;
es decir, un hombre recto,
como lo manda el Señor.

La luna canta una copla

La luna canta una copla
que dice de amor y pena;
porque anda sola en la noche
buscando quien la comprenda.

La luna ronda, que ronda,
sin dar una vuelta entera;
tiene miedo de perderse
en esa noche tan negra.

La luna tiene un vestido
blanco, brillante, de fiesta;
pero nadie se le arrima;
pero nadie la corteja.

La luna se va cantando,
cantando una copla vieja;
viene llena de ilusiones,
pero muy triste regresa.

Porque anda sola en la noche
buscando quien la comprenda.

La vida es una canción

Canta el hombre su alegría
como canta su penar.
El canto es un sentimiento
que no se puede callar.

Canta el viento cuando juega
con las aguas de la mar.
Canta el niño cuando nace
aunque digan que es llorar.

Canta el pájaro silvestre
con un don muy especial.
Encerrado, enfermo o triste,
muchas veces canta igual.

Canta el grillo enamorado
de la cara de la luna.
Y cubierto de agua y barro
canta el sapo en la laguna.

Y canta también la noche
como nadie canto más.
Un canto que llega al alma
un himno de amor y paz.

... La vida entera es un canto,
un canto de no acabar.
Como las horas del día
que mueren para empezar.

Café de las Letras

Al ver tu fotografía
en el Café de las Letras,
se me nublaron los ojos
por la emoción y sorpresa.

Y me impresionó la imagen
de tu figura tan clara,
y el brillo de luz de luna
de esa melena plateada.

Y los recuerdos vinieron
de aquellos felices días
donde tu voz perfumaba
las calles de poesía...

Dije tu nombre... y dos perlas
cayeron de mis pupilas,
y el café quedó servido
pues ya valor no tenía.

¡Cuánto dolor, cuánta pena,
cuánto ayer, mi buen amigo...!
Nada es igual sin tus sueños,
sin tu bohemia y lirismo.

... La vida tiene estas cosas
sabemos perfectamente
pero el corazón no sabe
ni de olvido, ni de muerte...

Al ver tu fotografía
en el Café de las Letras,
sentí en el pecho un vacío
y otra vez lloré tu ausencia.

A la memoria
de mi amigo Leonardo.

El Amor es divino

¿Nunca viste una tarde de otoño
lentamente morirse de a poco,
con sus hojas correr por el suelo
y el ocaso vestirse de rojo...?

¿Nunca viste una rosa llorando
por pasar una noche de frío,
implorando ¡Por Dios...! que otra noche
no la mate del todo el rocío...?

¿Nunca viste dos tiernas palomas
arrullarse sujetas del pico,
y más tarde volar alocadas
por la magia del dulce Cupido...?

¿Nunca viste en las noches plateadas
el influjo que tiene ese cielo,
y la luna, borracha de amores,
coquetear majestuosa en lo etéreo...?

¿Nunca viste en un niño pidiendo
la vergüenza grabada en su rostro,
alcanzando hasta el alma esa pena
empañando de pronto los ojos...?

Si no has visto estas cosas ¡Qué pena...!
es llevar en el pecho un vacío.
El amor es un mágico sueño.
El amor es sublime... divino.

Entre locura y amor

A veces cuando amamos demasiado
dos almas se convierten en un ser,
y pase lo que pase entre ambas almas
sólo se ve lo que se quiere ver.

Y otras veces, sin importarnos nada,
sin sentir ni el más mínimo dolor,
lo más sagrado de un hogar dejamos
y apagamos la llama de ese amor.

Es que el amor, según dicen los sabios,
del todo no se llega a comprender.
Hoy amamos con algo de locura
y mañana dejamos de querer.

Y así marchamos por este sendero
misterioso y sublime del amor,
riendo a carcajadas de alegría
o llorando de pena y de dolor.

Argentino

Yo tengo la dicha
de ser argentino.
De una tierra noble,
de un país amigo.
Donde el sol calienta
sin ningún distingo.
De la mano franca
y el abrazo limpio.
De andar libremente
por cualquier camino.
Recitando versos
de Amado o Darío
y llevar el pecho
de placer henchido.
Yo tengo la dicha
de ser argentino.
De tener a Fangio
a Gardel y a Firpo.
La Boca, San Telmo,
Palermo y el río,
custodiando todo
el gran obelisco.
De la pampa noble
me queda su trigo.
Y del norte austero,
de la flauta, el silbo.
Y el frío del viento
del sur blanquecino.
Yo tengo la dicha
de ser argentino.
Donde el gorrión vuela
lo mismo que el mirlo.
Donde el mate diario
es un beso tibio.
Y el tango... Ay! El tango,
el tango es un himno.

Ley

Qué difícil resulta resignarse
a no ver en la vida un ser querido,
a tener que aprender a acostumbrarse
que su voz para siempre se ha extinguido.

Qué difícil resulta ir mitigando
el dolor de un cariño ya perdido,
conseguir que se vayan olvidando
tantas horas de amor que se han vivido.

Qué difícil resulta y sin embargo
no nos queda seguir otro camino;
por más triste, más cruel o por amargo,
que aceptar los designios del destino.

Muchacha loca

¿Por qué me hablas así, con ese tono
tan lleno de tristeza, niña mía...?
¿No sabes que a tu edad, la primavera,
florece con más fuerza cada día...?

¿Por qué tienen tus ojos ese brillo
de rosa amanecida con rocío...?
¿Por qué tus manos son dos avecillas
temblando bajo un cielo gris y frío...?

¿Por qué a tu corazón esta mañana
lo envuelve un halo raro de amargura...?
¡Tú corazón, mi amor, tu corazón,
que es un nidito henchido de ternura!

¡Ven...! Lárgate a jugar, muchacha loca,
y arroja esa tristeza lo más lejos.
Dedícate a los sueños y novelas,
y deja los problemas a los viejos.

El hombre sabio

Así, son las ideas
del hombre sabio,
como el sol cuando alumbra
sobre los campos,
sin fijarse si hay flores,
trigos o cardos.
Como el agua de lluvia,
o sombra de árbol,
que en silencio se brindan
sin nada a cambio.

Como el cóndor que vuela,
por lo más alto,
pero no busca el cielo,
a qué buscarlo...?
Como Dios cuando extiende
su blanca mano,
que no espera del rezo
para el milagro.
Así, son las ideas,
del hombre sabio,
como el beso materno
al hijo amado.

Mujer

Eres más hermosa
que el jacarandá,
cuando en primavera
cubierto de flores
meciéndose al viento
azulado está.

Y tus ojos tienen
un algo especial,
que calan mirarlos
el pecho hasta el alma
pero con más fuerza
que el jacarandá.

Y cuando en la calle
señorona vas
mejor es el garbo
que lleva tu cuerpo
que el porte elegante
del jacarandá.

La luna ha llorado

Parece que anoche,
la luna ha llorado.
Está el patio triste
y todo mojado.

¡Ay... luna, lunita!...
¿Qué pena tan honda
te causó ese llanto
anoche en tu ronda?...

Parece que anoche,
la luna ha llorado.
Porque hay una rosa
que se ha despintado.

¡Ay... luna, lunita!...
¿Qué pasó contigo?...
¡Cuéntame tus penas
que yo soy tu amigo!...

No sólo la luna
anoche ha llorado.
Encontré un pañuelo
de llanto empapado.

El picaflor

Era de un verde azulado.
Era de un verde amarillo.
Era de un verde, diría,
entre apagado y con brillo.

Era de un verde marino.
Era de un verde limón.
Cuando el verde, rompe el verde,
y aflora maduración.

Era de un verde fugado
del alma de algún pintor.
Porque era un verde distinto
de cualquier verde color.

Era de un verde compuesto
como esperanza de amor.
Que se torna en agridulce
y entre alegría y dolor.

Era de un verde esmeralda.
Una mancha con fulgor.
... Punto verde, suspendido
aleteando en una flor.

Blanco y negro

Un niño blanco jugaba
con las arenas del mar,
junto con un niño negro,
muy tranquilo, sin hablar.

La madre blanca, molesta,
quiso a los dos separar.
La madre negra, muy suave,
dijo a punto de llorar:

Perdóneme usted, señora,
no vaya a tomarlo a mal,
es la inocencia que juega,
cualquier color es igual.

El día, con ser el día,
todo brillo y claridad,
se abraza muy dulcemente
con su hermana oscuridad.

Las flores se van mezclando
prestándose los colores;
y viven todas unidas
sin odios y sin rencores.

... Hubo un silencio muy largo
tal vez para meditar.
Y fueron cuatro jugando
con las arenas del mar.

Mi tesoro

Podrá el tiempo impío
llevárselo todo.
Doblarme la espalda.
Nublarme los ojos.

Quitarme los sueños
de golpe o de a poco,
y apagar la llama
de mis versos locos...

Podrá el tiempo impío
cubrirme de otoño.
Hacer que me sienta
de distinto modo.

Perder toda hombría,
dignidad, decoro,
y andar por las calles
conversando solo...

Podrá el tiempo impío
dibujarme el rostro.
Cambiarme el carácter.
Convertirme en hosco.

No dejar al niño
gritar a su antojo,
y el cantar de un ave
no ser más hermoso.

Podrá el tiempo impío
llevárselo todo.
... Pero nunca el alma.
Nunca mi tesoro.

El lobo malo, el lobo bueno

El lobo malo
miró hacia el cielo
y un algo extraño
sintió por dentro.
Bajó del bosque
y fue hacia el pueblo.
Cruzó la plaza
con paso lento.
Entró en la iglesia
con gran respeto,
y un largo rato
quedó en silencio.
Alzó la vista
casi con miedo.
Y a Dios le dijo:
"Quiero ser bueno".
"Pagar mis culpas,
Señor, si puedo".
"Porque he matado
y eso es muy feo".
"Quiero curarme".
"Ser como un perro
que tiene casa,
comida y dueño".
....................................
Hay una historia
que ronda el pueblo.
La cuentan todos
los hombres viejos.
Dicen que un lobo
por mucho tiempo,
fue lazarillo
de un niño enfermo.

A mi Bandera Argentina

Qué lindo cuando el sol pinta
de mil colores el día.
Por todas partes se asoma
el encanto de la vida.
Pero más lindo es pintar
a mi Bandera Argentina!

Qué lindo cuando las aves
entonan sus melodías,
y el piar de los pichones
es un canto de alegría.
Pero más lindo es cantarle
a mi Bandera Argentina!

Qué lindo cuando la noche
presenta sus maravillas,
toda enjoyada de estrellas,
con un guardián que las cuida.
Pero más linda y valiosa
es mi Bandera Argentina!

Y qué lindo cuando el viento
empuja con valentía,
y a veces, para asustarnos,
con buena burla nos silba.

Pero más lindo es el viento
que llega hasta el alma mía...
aquel que suave acaricia
a mi Bandera Argentina.

Fuego sublime

Cada artista lleva un fuego
siempre encendido en el alma,
que sin saber el motivo
a veces arde y se inflama.

Para que el calor no avance
y retorne a tibia llama,
el artista febrilmente
libra su propia batalla.

Y pelea con su mente,
con su sangre y con fantasmas,
hasta que al fin una imagen
aparece de la nada.

Y esa imagen se transforma
en la creación soñada.
Y termina aquel delirio
que por dentro le quemaba.

Y el fuego se va aplacando
reduciéndose a una llama.
... Es la llama de los genios
que del todo no se apaga.

Y lentamente el artista
recobra otra vez la calma...
Y el hombre vuelve a ser hombre
en lo simple de una lágrima.

Agonía

Qué tendrán los inviernos
que el alma mía,
sufre de un mal que llaman
melancolía.
Por las calles camino
sin alegría.
Ya no hay voces de niños
ni algarabía.
La ciudad me parece
estar vacía,
y una boca de lobo
la lejanía.
... Y en las tempranas noches
de brisa fría,
hasta el grillo me priva
su melodía.
... Hoy comienza el invierno
y mi agonía.
Con un gris de tormenta
se anuncia el día.

Amanecer campero

Canta el pájaro contento
con todo amor y alegría.
El sol se rompe en colores
sobre mi tierra argentina.

El campo viste de fiesta.
Cacarean las gallinas.
Y el hombre otea mateando
sobre mi tierra argentina.

Un relincho y un mugido.
Bala una oveja tranquila.
Y un teru, teru... se escucha,
sobre mi tierra argentina.

Como un mar el verde ondea
con esperanza de espiga.
Y serpentean las chalas
sobre mi tierra argentina.

Vuela el hornero elegante
buscando barro o comida.
Y las palomas arrullan
sobre mi tierra argentina.

El horizonte es un fuego
de viva llama encendida.
Galopa el viento arrogante
sobre mi tierra argentina.

Potro

Nadie olvidó tu figura
ni tu historia se ha borrado.
Y tu relincho ha quedado
vagando eterno en el viento,
despertando el sentimiento
de tu glorioso pasado.

Nadie olvidó tu mirada,
ni tu furia, ni pelaje.
El indio astuto, salvaje,
te pudo a medias domar,
y aunque te llegó a montar
respetaba tu coraje.

Nadie olvidó lo que fuiste...
Amo absoluto y genuino.
Galopando sin destino
cruzaste toda la pampa,
imponente con tu estampa
y tu espíritu argentino!

La Pampa

En aquel tiempo, La Pampa,
era de viento y de arena.
De esperanzas y de sueños
y de tormentas viajeras.

De bosques donde se alzaban
brazos de dura madera.
De caranchos y de cuervos
y aleteos de monteras.

En aquel tiempo, La Pampa,
era de muy poca tierra.
Y entre cardos y espinillos
la paja brava era reina.

Sin embargo, pese a todo,
el hombre pensó en la siembra.
Llevaba dentro del alma
la voz de la Madre Tierra.

Y como pudo hizo surcos.
Y fue retirando piedras.
Y regando con su llanto,
aquellas gargantas secas.

Siguió sembrando ilusiones.
Siguió sepultando penas.
Siguió implorando a los cielos,
"un poco de agüita buena..."

... Hasta que fue en una tarde
que se quedó una tormenta
prendada de aquellos surcos
de tierra virgen morena.

Y las nubes comprendieron
como mujer en espera.
Y el agua corrió a raudales
por aquella tierra yerma.

... luego los vientos calmaron.
Y el sol abrió flores nuevas.
Y toda La Pampa fue
un grito de primavera.

Leyenda del primer rancho

Hubo una vez, hace tiempo,
sobre este suelo bendito,
un gaucho y una carreta,
una mujer y dos hijos,
que marchaban con el polvo
de los agrestes caminos,
y la noche era su techo
y el sol su manta de abrigo...
Anduvieron y anduvieron,
sin rumbo fijo o destino,
y el gaucho pensó mil veces:
¡cualquier lugar es lo mismo...!
Anduvieron y anduvieron,
al paso lento y cansino,
y el gaucho pensó mil veces:
¡para qué apurarse, amigo...!
Y una mañana de agosto,
cuando ya moría el frío,
vio con asombro en un árbol
que un pájaro hacía su nido.
De paja y barro formaba
aquel hogar con cariño,
y de contento, su canto,
se convertía en un grito...
Y sintió, dentro del pecho,
aquel gaucho entristecido,
la hermosa idea de hacerle
algo igual para sus hijos.
Y desató la carreta,
y le agradeció a su amigo,
y dejó, desde ese instante,
de ser gaucho peregrino.
Y amasando paja y barro,
con amor, afán, delirio,
levantó sobre una loma,
el primer rancho argentino.

El agüelo

Está sentado a la sombra
de un sauce llorón añejo.
Sin decir una palabra
o expresarse con un gesto.

Y mira como escarbando
en la inmensidad del tiempo.
... Todos hacemos lo mismo
cuando llegamos a viejo...

Han pasado tantos años
qué blanco tiene el cabello;
y aunque la vida ha cambiado
siempre al cuello usó pañuelo.

Está sentado a la sombra
a solas con los recuerdos.
Hasta se olvidó su nombre
de tanto escuchar "agüelo"...

¿Qué pensará cuando mira
por el soleado sendero...?
¿O cuando su vista fija
en algún lugar del cielo...?

A veces dos lagrimones
le bañan sus ojos negros.
Y otras veces, esos ojos,
se cierran como durmiendo.

Tiene tan sólo un facón
con vaina, simple, de cuero.
Y un poncho que lo acaricia
sin decir nada, en silencio.

Las otras prendas, de a poco,
sin saber cómo, se fueron.
¡Total...! dice: ¡Ya no importa
tener más, o tener menos...!

Está sentado a la sombra
a solas con los recuerdos.
... Pero todo se termina
cuando una voz desde lejos,

casi gritando lo llama
-rompiendo fantasma y tiempo-
y de un salto se levanta
y es tan distinto ese viejo,

que la alegría le nace
por todas partes del cuerpo
cuando su nieto lo llama
por segunda vez "agüeeelooo".

Canto a Misiones

Todo es encanto en Misiones.
Todo es asombro y grandeza.
Desde su cielo brillante
hasta el color de su tierra.

Todo es fulgor, fuerza y vida.
¡Bendita Naturaleza...!
Si hasta soy un hombre nuevo
cuando camino en su selva.

Y siento el alma volarse
junto a su gente morena,
cuando trabaja en los montes
quemando su dura leña.

En naranjales dorados.
En plantaciones de yerba.
Dejando en su suelo amado
gotas de saladas perlas...

...................................................

Me voy, Misiones, regreso
pletórico de belleza.
Te abrazo como argentino,
te canto como poeta.

Tu cielo... Mi cielo

¡Qué lejos estás Misiones
del cielo de Pergamino,
aunque tu cielo, y mi cielo,
tengan tanto parecido...!

Bajo tu cielo, Misiones
me está esperando un cariño,
para encontrarnos un día
como dos buenos amigos.

Y caminar en silencio
como caminan los ríos.
Contemplando algún paisaje.
Disfrutando del camino.

Y olvidar por un momento
lo mucho que se ha sufrido,
para que todo lo nuestro
vuelva a ser igual... lo mismo...

Y en tu tierra colorada
entre verdes y amarillos,
¡por fin, lejana Misiones,
terminarán mis delirios!...

Pero todo se hace un sueño.
Solo un sueño repetido.
¡Y me acuerdo de tu cielo
y está tan lejos del mío!

Tarde misionera

Misiones duerme su siesta
tranquila, caliente y larga.
Y bajo el sol, que es un fuego,
lloran arpegios de un arpa.

Nadie se ve por las calles.
Sólo mariposas andan.
Algunos pájaros vuelan
y otros van de rama en rama.

Casi el calor se percibe
como al fogón de una fragua.
Hasta la tierra se ha puesto
de caliente... colorada.

Los árboles miran al cielo
y ven las nubes que pasan.
Tormentas que van y vienen
pero se llevan el agua.

Una lagartija corre.
Una garza pasa y grazna.
Un picaflor de goloso,
se pierde en una flor grana.

Han sacado sus violines
destemplados las chicharras.
El verde pinta el paisaje...
la tarde sigue su marcha.

Misiones duerme su siesta
tranquila... caliente y larga.

¡Ay... Misiones!

El sol se va alejando por el río
dejando escamas de oro por el agua.
La tarde en claroscuro y misteriosa
se esfuma entre mil sombras de fantasmas.

Gaviotas que la playa van buscando
plegando de cansadas ya sus alas.
Comienza el gran concierto de la noche
monocorde de grillos y de ranas.

Un grito proveniente de la selva.
Otro grito y después sublime calma.
La selva es una madre inteligente
y amorosa descansa, ordena y manda.

... Y aquí estoy, caminando nuevamente,
por senderos de tierra colorada.
Mientras tú: Ay Misiones...! te adormeces
en un mágico y dulce panorama.

Octubre en Misiones

Si usted se encuentra en Misiones,
allá por el mes de octubre,
verá que tan sólo un verde
de arriba abajo la cubre.

Pájaros que cantan, vuelan,
remontándose en bandadas.
Misiones es como un cuento
donde existen gnomos, hadas.

Mientras tanto, mariposas
pintadas de mil colores,
salen, entran, van y vienen,
de plantas, huecos y flores.

¡Ay... Misiones de mi vida
que me has robado hasta el alma...!
¡Qué distinto soy, andando,
en tu tierra colorada!

Luna poeta

Luna de cobre.
Luna de plata.
Luna amarilla.
Luna escarlata.

Luna brillante.
Luna apagada.
Luna andariega
y apasionada.

Luna de vidrio
por las mañanas.
Luna de noche
cantar de ranas.

Luna inspirando
canción de cuna.
Luna espejada
en la laguna.

Luna sin mengua,
redonda, entera.
Luna de sueños.
Luna quimera.

Luna risueña.
Luna alunada.
Luna con ojos
de enamorada.

Luna alumbrando
la cordillera.
Luna de bosque,
mar y pradera.

Luna rondando
con alma inquieta.
Luna, mi amiga.
Luna poeta.

La flauta encantada

Aquí, entre mis montañas,
tengo una flauta encantada.
Me silba carnavalitos.
Me canta dulces vidalas.

Si está contenta, es tan clara
como el tañer de campanas.
Pero me asustan sus notas
cuando se encuentra enojada.

Todos los días me llama
y es un eco que no acaba.
Y yo voy montaña arriba
como hechizado a buscarla...

Aquí entre mis montañas,
y el balar de algunas cabras,
no es el viento el que habla y silba
... sino una flauta encantada.

Tormentas

Marinero, tú no sabes,
por salir a navegar,
que hay tormentas, que hacen daño,
mucho más que las del mar.
Son aquellas que se quedan
en el puerto sin zarpar,
son aquellas que se cansan
de esperar, y de esperar...

Marinero, tú no sabes,
por salir a navegar,
qué se siente, ver al barco,
por las aguas verdemar.
Que se aleja... Que se pierde...
Que se escapa algún llorar.
Marinero, nunca tardes
demasiado en regresar,

hay tormentas que hacen daño,
mucho más que las del mar.

El regreso a casa

Yo conozco esa pena marinero
cuando sales al mar con tu barcaza
y los días transcurren lentamente
y en un verde ondulante te desangras.

Yo conozco esa pena, marinero
cuando sólo la luna te acompaña.
Cuando vas navegando por las noches
entre sueños, recuerdos y fantasmas...

Yo conozco esa pena que se clava
poco a poco en tu pecho y tu garganta,
y quisieras cambiar de derrotero
pero llevas el mar en tus entrañas.

.....................................................................

Cuando salgas al mar, buen marinero,
deja al hombre común allá en la playa.
Olvídate del mundo por completo
y aférrate al timón con toda tu alma.

... Y vigila, vigila todo el tiempo...
Las nubes y los vientos siempre engañan.
El mar es un guerrero formidable
y difícil ganarle una batalla.

... Y vigila, vigila marinero...
Aunque el agua se vista de oro y plata,
pues la dicha de todo navegante
tú lo sabes... es regresar a casa.

Por el río, o por el mar

Pescador que va de pesca
por el río, o por el mar,
a Dios pide por su barco
y a la virgen por su hogar.

Y así pesque poco o mucho,
siempre es bueno regresar.
Vientos, soles, y tormentas,
se quedaron en el mar.

... El que vive de esta forma
sueña solo con zarpar.
No hay amarras en la tierra
que lo puedan sujetar...

Y allí va con su esperanza
otra vez suerte a probar.
En su barco marinero
por el río, o por el mar.

¡Marinero...! ¡Marinero...!

No te marches, marinero.
No te marches, ¡por favor...!
Porque el tiempo que te espero
vivo y muero por tu amor.

Si te marchas, marinero,
llévate mi corazón,
de cualquier forma que sea
sin tenerme compasión.

Yo comprendo, marinero,
que es difícil la elección,
porque el mar, el barco, y cielo,
más que amor, es tu pasión.

Yo no quiero, marinero,
vivir siempre de ilusión.
¡Que te marchas...!
¡Que te espero...!
¡De que pierdo la razón!

No te marches, marinero.
Deja al fin barco y timón.
¡Marinero...!
Marinero...!
Llévate mi corazón.

El hombre marinero

... Y quiso ser marinero
y salir a navegar,
y ver brillar el lucero
desde las aguas del mar.

Y cuando fue marinero
triste se puso a pensar:

¡Qué no daría, Dios mío,
por un tibio y dulce hogar,
y no sentir más el frío
del agua y viento del mar!

Dejó de ser marinero
y también de navegar,
y con esfuerzo y esmero
logró tener ese hogar.

Y al tiempo dijo: ¡Dios mío...!
Mil veces prefiero el mar,
con su viento y con su frío
que estar preso en un hogar.

....................................................

Yo creo que es verdadero
lo que acabo de contar,
pues el hombre marinero
en el alma lleva el mar.

Marinero

Marinero que navegas
aferrado a tu timón,
nada más que cielo y tierra
y tu noble corazón.

No hagas caso de espejismos
que te invitan a soñar.
Ni de vientos placenteros
ni quietud en alta mar...

Y si tienes, allá lejos,
un cariño que te espera,
cuéntale de eso a la luna
que la luna es compañera.
Que la luna, todo sabe,
y de amor, más que cualquiera.
Y en el alma estoy seguro
que también es marinera.

Marinero, ten cuidado
con las aguas de la mar.
Es la mar igual que un lobo
y jamás hay que confiar.

No por eso, marinero,
dejarás de navegar.
Simplemente ten cuidado,
con las aguas de la mar.

No te olvides...

No te olvides poeta que tu canto,
no es un canto tan sólo de hermandad;
es campana también, que acusa y llama,
y es un grito de aviso que se da.

No te olvides poeta que tu lira
no es paloma bendita de la paz.
Ni tampoco es eterna primavera.
Ni ponerse de hinojos a llorar.

... Es un dedo extendido que señala
cuando hay hambre, miseria y orfandad.
Una chispa pequeña, pero chispa,
que un incendio, tal vez, puede causar.

No te olvides poeta... no te olvides...
que tu canto en la historia quedará.
¿De qué vale un poeta si su canto
es perfume de flores... nada más...?

No te olvides poeta que tu pluma
no es tan sólo de amor... un suspirar...
Es tu canto, también, dardo y espada,
y es antorcha alumbrando la verdad.

No te olvides poeta... no te olvides...
que no viven los pueblos de agua y pan.
Si tu gente dormida se ha quedado
con tu canto tendrás que despertar.

Zamba hechizada

Anoche estando en silencio
y solitaria la casa,
escuché venir muy suave
una música lejana.

Una canción misteriosa
salida de una guitarra.
Melodía arrobadora
que penetraba hasta el alma.

Enseguida me di cuenta
que era voz de dulce zamba
y agudicé los oídos
para mejor apreciarla.

Y me envolvieron sus notas
invitándome a bailarla,
y sin querer y queriendo,
bailando zamba yo estaba.

Un pañuelo entre mis manos
arabescos dibujaba.
Y mis piernas, en el aire,
con fina gracia danzaban.

Y fuimos dos, por momentos,
que enamorados bailaban,
buscándose entre los giros
de aquella hechizada zamba.

Pero de pronto las notas,
enmudecieron quebradas,
y otra vez quedó en silencio
y solitaria la casa.

Y en el lugar más sombrío
y apartado de la sala,
estaba yo, sin saber,
si fue verdad o soñaba.

Porque te amo Señor

Si en momentos de ira te he ofendido
ignorando tu Esencia sin control
no por eso yo ateo me declaro.
¡Perdóname Señor!

Si no tengo la fuerza necesaria
para andar de rodillas hasta Vos,
no te niego, mi Dios Omnipotente.
¡Perdóname Señor!

Si no pienso, ni quiero ir a Tu Cielo.
Si rezando no busco salvación.
Si no creo que puedas ayudarme...
¡Perdóname Señor!

Si no digo Tu Nombre, o no te llamo,
cuando tengo oprimido el corazón,
si no inclino mi frente ante Tu Imagen.
¡Perdóname Señor!

Si en momentos de ira te he ofendido
ignorando Tu Esencia sin control
no me dejes jamás desamparado.
¡Porque te amo Señor!

Fórmula

Para ser un buen cuentista
tenga siempre usted por norma,
de emplear la misma forma
de Quiroga, el estilista.

Es decir: INTRODUCCIÓN.
Luego: GUIÓN en desarrollo.
Y así va largando el rollo
con profunda inspiración.

Y en el final: EL REMATE
definiendo la cuestión.
Si usted sigue esta instrucción
no hará ningún disparate.

Pero, no olvide jamás,
TEMA, TÉCNICA y TALENTO.
Tres cosas que lleva un cuento
aparte de lo demás.

Un cuento, no es sólo un cuento,
es un cuento... y mucho más.

Padre

¿Que te he perdido...? ¡Mentira!
Yo nunca te hube perdido,
porque estás siempre a mi lado
en cada verso que escribo.

Cuando me siento a la mesa.
Cuando reprendo a mis niños.
Cuando recorro las calles
a veces entristecido.

Cuando mis ojos se empañan
sin tener ningún motivo.
Cuando me falta en el día
las palabras de un amigo.

Cuando de noche, en silencio,
mi hogar está quieto y tibio,
y los recuerdos comienzan
de aquel hogar que tuvimos.

Cuando a mi madre la abrazo
y la beso con cariño,
porque en cada abrazo y beso
estás tú, también, conmigo.

¿Que te he perdido...? ¡Mentira!
Yo nunca te hube perdido...
Además, jamás un padre,
del todo abandona a un hijo.

El niño poeta

Aquel niño había nacido
con la luz de los poetas.
De llorar de amor y dicha.
De sentir también tristeza.

Aquel niño había nacido
para cantar en la vida
como los pájaros cantan
con una magia divina.

Sin embargo pocas veces
tuvo grandes alegrías,
cuando hablaba de sus sueños
se burlaban, se reían.

Y si encontraba en el suelo
alguna rama caída,
sin saber por qué motivo
hasta el alma le dolía.

Y cuando por las mañanas
sus rosas cobraban vida,
por sus mejillas rosadas
dos lágrimas le corrían.

Y una tarde de verano
mirando el sol en su puesta,
alzando la vista al cielo
hizo su primer poema.

¡No importa si no me entienden!
¡Si es agridulce la cuesta!
¡No importa risas ni burlas!
¡Qué hermoso es nacer poeta!

En una casa encantada

A mis nietos

Me preguntan dónde vivo...?
en una casa encantada
donde hay enanos que juegan,
corren, rezongan y cantan.

Y caminan por los muebles.
Y por los pisos resbalan.
Y me tiran de las manos.
Y se suben por mi espalda.

... Pero, a veces, los enanos,
por largo tiempo se marchan,
y mi casa no es la misma
porque ese encanto le falta.

Y me siento como preso.
Igual que fiera enjaulada.
Tanto silencio me asusta.
Tanta soledad es mala.

Y pido, entonces, que vengan
los enanos a la carga.
Y me tiren de las manos.
Y se suban por mi espalda.

Y que griten como locos.
Y que aturdan hasta el alma.
... Porque yo vivo, señores,
en una casa encantada.

Lucía

Lucía, mi nieta,
nació el 6/12/95

¡Bienvenida, Lucía...! ¡Bienvenida...!
Mariposa de amor con alas blancas,
que llegaste en diciembre, como el Niño,
y de una forma silenciosa y mágica.

¡Bienvenida, Lucía...! ¡Bienvenida...!
De fiesta se ha vestido ya la casa,
para que grites, llores y te rías,
y se alegren de nuevo nuestras almas.

¡Bienvenida, Lucía...! ¡Bienvenida...!
Ni conozco tu piel inmaculada,
y sin embargo me parece el mundo
una gota de miel esta mañana.

.................................................................

¡Que Dios guarde a la niña y a la madre...!
Echo a volar al cielo esta plegaria.
La niña porque es vida que comienza
y una vida es un canto de esperanza.

Y la madre, Señor, Tú ya lo sabes...
lleva implícito el bien en la mirada.
... ¡Bienvenida, Lucía...! ¡Bienvenida...!
Mariposa de amor con alas blancas.

Princesa

A mi nieta Melisa

Me pidió la princesa
-en su idioma encantado-
que a pasear la llevara
por el parque soleado.

Y salimos al patio
salpicado de flores.
Observando mil cosas...
Descubriendo colores...

¡Mire usted, mi princesa
al ciruelo florido...!
¡Y a esa enorme cretona
con tan fino vestido...!

¡Mire aquellas abejas
en las flores libando;
si parecen amantes
que se están abrazando...!

¡Y al jazmín...! ¡Y al helecho...!
¡Y a esa espina de Cristo...!
¡Oh... princesa... princesa...
cuántas cosas no ha visto...!

... Y así fui con mi nieta,
conversando y soñando.
Ella y yo, como novios,
por el parque paseando.

Aurelia María

Aurelia, mi nieta, nació el 7/6/00

Lo que pueden tus ojos
hacer conmigo,
ni la tierra, ni el cielo,
lo han conseguido.

Porque tus ojos tienen
un dulce brillo,
que me dicen "Te quiero..."
aun sin decirlo.

Lo que pueden tus ojos
a nadie digo,
es un secreto hermoso
que compartimos.

Ellos con gracia de ángel
juegan conmigo,
y yo dejo que jueguen
con gran cariño.

Cuando miro tus ojos
pierdo el sentido,
y en un mundo de hadas
de amor suspiro.

Y si lloran tus ojos
-Dios es testigo-
de la misma manera
lloran los míos.

Lo que pueden tus ojos
a nadie digo,
es un secreto hermoso
que compartimos.

A tí, niño

A tí, niño, que comienzas
a caminar por la vida,
apártate de las piedras
porque las piedras lastiman.

A tí, niño, que comienzas
a tener sueños dorados,
si no se cumplen, no es nada,
lo importante es que has soñado.

A tí, niño, que comienzas
un tiempo maravilloso,
corre, ríe, salta, canta,
que tienes un gran tesoro.

A tí, niño, que comienzas
a volar lejos del nido,
no olvides, si algo te ocurre,
que en tu hogar hay dos amigos.

... Y si te cuento estas cosas
que están en todo destino,
es, simplemente, tan sólo,
porque yo también fui niño.

A mis nietos
Juan Cruz y Lautaro

José y Josefa

José se llama el burrito
y Josefa la burrita,
y entre José y Josefa
hay muchas cosas muy lindas...

José, si come, le alcanza,
a Josefa unas gramillas,
y Josefa, poco a poco,
bien cerquita se le arrima.

José rebuzna temprano
como diciéndole ¡Arriba...!
y Josefa, sin demora,
corre a su encuentro enseguida.

Cuando trabaja en el campo
es José una maravilla...
siempre que a Josefa pongan
no muy lejos de su vista.

Y si de algún carro chico
José entre las varas tira,
detrás del carro, Josefa,
cabeza gacha camina.

... Así, los meses transcurren,
y con los meses la vida.
Así, José se hace grande
como Josefa su amiga.

José, si come le alcanza,
a Josefa unas gramillas...
Nada cambió desde entonces,
Josefa a José se arrima.

Y se lo ha visto, a José,
de noche por la campiña,
mirar la luna redonda
mientras Josefa dormita...

¿Qué sabe José de luna...?
Y sin embargo la mira.
Y son luceros sus ojos
que como la luna brillan.

... José, se llama el burrito,
y Josefa la burrita,
y entre José y Josefa
hay cosas mucho más lindas.

Tarde de mariposas

En esta tarde
de mariposas
y colorido
tan especial,
yo me pregunto
¿qué es lo que pasa?
porque parecen
locas estar.

Giran y giran
sin detenerse
como bailando
tal vez un vals,
y son tan suaves
y silenciosas
que no se escucha
que ellas están.

Acariciando
las bellas flores
suben y bajan,
vienen y van;
quedo pensando
si no se cansan
sus pobres alas
tanto agitar.

En esta tarde
si yo pudiera
ser mariposa,
poder volar,
comprendería
por qué esta tarde
las mariposas
locas están.

El chango coplero

Por montes y valles
subiendo el sendero
silbando y cantando
va el chango coplero.
Montado en su burro
-eterno viajero-
se aroman sus coplas
de menta y romero.

Le canta a la Luna.
Le canta al Lucero.
Al río que pasa.
Al sol y al arriero.
A la flor silvestre.
Al cardo campero.
A la arcilla, al barro,
al hombre alfarero.

Al viento que silba
por el quebradero.
Y a las esperanzas
del pobre minero...
Y llegó el descanso
para todo obrero.
Dormidas las coplas
no hay más cancionero...

Por montes y valles
bajando el sendero,
cargado su burro
con amor y esmero,
apurando el paso
a su compañero,
regresa a su rancho
el chango coplero.

Poeta

Este es el tiempo de pulsar tu lira
y de cantar de nuevo por las calles.
Levanta en cada esquina una tribuna
y acércale a la gente las verdades.

Este es el tiempo... Terminó la espera.
La Patria se desangra y necesita
la voz de trovadores caminantes
para parar, al fin, tanta injusticia.

Empuña tu blasón, que es la palabra.
Despierta tu dormida poesía.
Aquella del amor, de fe, de sueños,
de esperanzas y dichas compartidas.

¡Por Dios...! ¡Por nuestros hijos te lo pido!
No dejes de salir hoy por las calles.
Enséñale a tu pueblo el buen camino
que mañana, quizás, será ya tarde.

Sé que tus versos quebrarán mil veces.
Sé que tu pecho llorará de pena.
Pero sigue adelante con tu canto
que siempre de un cantor, un algo queda.

Ciudadano

Tú tienes que vivir como un soldado
vigilando también, siempre a la Patria.
Desde Tierra del Fuego hasta Misiones
con Malvinas al frente... nuestra hermana.

Tú tienes que vivir como un marino
que lucha, piensa y sueña, por su barca.
No deja que los vientos la dominen
y se aferra al timón con cuerpo y alma.

Tú tienes que vivir en este suelo
como un cóndor -guardián de sus montañas-
Disfrutando del aire, sol y sombra,
pero atento y sagaz con la mirada.

Tú tienes que vivir ¡... Oh ciudadano...!
Con el mismo fervor que en tu morada.
¡Que nadie como lobo se le arrime
y quiera en beneficio lastimarla!

"Se puede custodiar un gran tesoro
sin fusil, sin metralla, sin espada.
Caminando, tan sólo, entre la gente,
con la fuerza del bien en la palabra".

Despierta y camina

¿Qué le han hecho?... ¡Señor!... ¿Qué le han hecho?...
Que se pasa llorando mi niña,
la que viste de celeste y blanco
y se llama de nombre: Argentina.

¿Qué le han hecho?... ¡Señor!... ¿Qué le han hecho?...
Que ha perdido su hermosa sonrisa
y en sus ojos, de perla española,
una pena se advierte inaudita.

¿Qué le han hecho?... ¡Señor!... ¿Qué le han hecho?...
Que la luz de su sol es distinta
y su sangre, impetuosa y rebelde,
se ha quedado de pronto transida.

.....................................................................

Desde Tierra del Fuego a Misiones,
incluyendo las Islas Malvinas,
los jirones que le han arrancado
volverán a ser Patria algún día...

Yo sé bien que tan sólo se encuentra
en letargo, pensando, dormida,
esperando ese grito de Mayo
que le ordene: ¡Despierta y camina!

Ira

Muchas veces me llevan los impulsos
a un abismo de faltas y de errores,
cometiendo torpezas sin quererlo
que me hunden en amargos sinsabores.

Otras veces converso sin sentido
provocando tremendas discusiones,
y cegado de orgullo y de egoísmo
como un necio jamás entro en razones.

Mi carácter violento es el culpable
que me lleva a perder valor, decoro,
y quedando más tarde, arrepentido,
largo tiempo en silencio sufro y lloro.

He jurado mil veces contenerme
pero olvido lo dicho en mi arrebato,
vociferando sin control alguno
vuelvo a ser otra vez el insensato.

Tarde dorada

Se está muriendo un poeta...

Y hay un silencio tan grande,
una quietud, una calma,
que no se escucha una queja
ni respirar en la sala.
Se está muriendo un poeta...
Y la estancia es tan oscura
que todo es figura rara,
y se confunde de blanco
su rostro junto a la almohada.
Se está muriendo un poeta...
Y en el último momento
le pide a su fiel amada
que de par en par se abran
las puertas y las ventanas,
y una explosión allí nace
de mariposas pintadas,
de luces multicolores
y de pájaros que cantan.
Y una música comienza
suave de tristes campanas.
Y son voces celestiales
que tiernamente lo llaman.
Voces que tanto conoce.
Voces que tanto llorara.
Voces queridas que guarda
muy dulcemente en el alma...
Se está muriendo un poeta
y es una tarde dorada.

Primavera

La primavera ha llegado
cantando una nueva copla.
Copla de amor y de sueños
... que es la copla más hermosa.

Viene vestida de verde
con un moño color rosa.
El invierno ha sido largo
pero eso ya nada importa.

Hay un revuelo en el aire
de gorriones y palomas;
y como un niño travieso
el sol despierta la fronda.

... Y otra vez las clavelinas,
azucenas y amapolas,
en la tibieza del aire
echan a volar su aroma...

La primavera ha llegado
gallarda, audaz, impetuosa.
Con mucho de madre sabia
y un poco de niña loca.

Misteriosa soledad

¡Las cosas que el hombre piensa
cuando está solo en su casa...!
........................................................
Las sombras de los sillones
parecen negros fantasmas
y el ventanal un gigante
que me está dando la espalda.

No faltan pequeños ruidos
que de algún lado se escapan
y el corazón se aligera
y la saliva se amarga.

Todo parece dormido,
hasta el reloj lento marcha.
¡Pero yo se que es mentira!
¡Pero yo se que me engañan!

Mil ojos están abiertos
en lo oscuro de la sala,
en cuanto quiera moverme
los mil ojos se me clavan.

Entonces me quedo quieto
sin decir ni una palabra;
mientras grita mi otro yo
¡Que venga, por Dios, el alba!
...................................................
Las cosas que el hombre piensa
cuando está solo en su casa,
y el silencio de la noche
se le ha metido en el alma.

El viejo poeta

Lo han visto de nuevo
por calles desiertas
andar por las noches,
al viejo poeta.

Llevando dispersa
su blanca melena
flameando inquietante
como una bandera.

Lo han visto de nuevo
cansado, sin fuerza,
una sombra sólo
del hombre que fuera.

Sus pasos endebles
rozaban la tierra,
como una caricia
muy suave... muy tierna.

Su rostro en la noche
pálido, de cera,
un puño cerrado
y una mano abierta.

... Y mientras la luna
-romántica eterna-
su luz proyectaba
hacia ambas veredas,

sus ojos miraban
el haz de esa estrella,
tal vez hilvanando
su postrer poema.

Esa tarde

Lloró el poeta esa tarde
al ver al niño descalzo,
porque una gota de sangre
manchaba sus dedos blancos.
Lloró mirando hacia el cielo.
Lloró en silencio rezando.
Lloró como llora el hombre
sin demostrar su quebranto.
Lloró el poeta esa tarde
y tal vez siga llorando.
Hay cosas que en los poetas
todavía no han cambiado.
Y se alejó de aquel sitio
con paso lento y cansado
dejando algunas monedas
al niño pobre en su mano.
Era una tarde de invierno.
La noche se había asomado.
La sombra borró el paisaje.
El niño bajó su brazo...
Mas todo pasa en la vida
porque la ley lo ha mandado.
Yo me olvidé de esa tarde.
¿El poeta habrá olvidado?

Acuérdate de Belén

¡Ay...! Virgencita del Valle,
mi niño está por nacer,
que nada malo le pase,
que todo termine bien.

¡Ay...! Virgencita del alma,
acuérdate de Belén,
protege al niño te pido,
pero a la madre también.

Nada tengo para darte,
tampoco para ofrecer,
sólo un ramito de flores
voy a dejar a tus pies.

La espera me desespera,
pero el silencio también,
que llore pronto te ruego
que yo lloraré con él.

Tiene una cuna mi niño
de madera de caldén,
un cuero blanco de oveja
y un alegre cascabel.

Señora de la Esperanza
quiero a mi hijo tener,
cantándole entre mis brazos
canciones de pan y miel.

¡Ay...! Virgencita del Valle,
mi niño está por nacer,
abrígalo con tu manto,
acuérdate de Belén.

Claveles rojos

Los cuatro claveles rojos
sobre tu blanca mortaja,
que alguna mano piadosa
con gran ternura dejara,
los llevo dentro del cuerpo
como cuatro puñaladas.

Al despertarme temprano
-como todas las mañanas-
los cuatro claveles rojos
en mis párpados se clavan,
y de recuerdos, mis ojos,
se van velando, se empañan.

Después, los cuatro claveles,
largo tiempo me acompañan,
y por todas partes veo
aquella rojiza mancha.

Te dije "adiós" en silencio.
Gritar, llorar, no hace falta.
Todos morimos un poco
cuando un amigo se marcha.

Los cuatro claveles rojos
que se fueron en la caja,
parecen estar conmigo
y por dentro me apuñalan.

A mi querido amigo
Juan Morello

Cuando hablas

Me gusta cuando hablas
y rompes el silencio,
ese silencio odioso
que da los sufrimientos.

Me gusta cuando hablas
porque la vida ha vuelto
a florecer de nuevo
en tu espíritu y cuerpo.

De los momentos buenos
es el mejor momento...

Me gusta cuando hablas
porque tus ojos negros
parecen dos palomas
alegres en el viento.

Entonces yo... callado,
elevo el pensamiento.
¡No sé de que manera...!
¡No sé si es también rezo...!

Pero cuando tú me hablas,
y rompes el silencio,
detrás de esas palabras
a Dios siempre agradezco.

Adiós al poeta

Hoy me he dado cuenta
que ha pasado el tiempo.
Que se fue la vida
como un dulce sueño,
que deja en el alma
un azul de cielo,
que se va esfumando
de a poco del cuerpo.
Hoy me he dado cuenta
que ha pasado el tiempo.
Y antes que me cubra
el gris del invierno,
amarro mi barco
cargado de sueños.
Por eso esta tarde
apago ese fuego
de romanticismo
que llevo por dentro.
De las musas dejo
de ser prisionero.
¡Basta de ilusiones!
¡De soñar despierto!
De tener a veces
los ojos enfermos,
enfermos de amores
de soles y cielos.
¡Basta de ese efluvio
del florido verbo!
¡Basta de emociones
y de sentimientos!
¡Basta de horizontes
y caminos nuevos!
De andar navegando
con el pensamiento.
Hoy bajo la espada
de los caballeros
"Adiós al poeta"
"Adiós a los versos!"

El secreto

Una cuota de amor es el secreto
para pasar el día luminoso.
Para llevar el corazón airoso
latiendo dulcemente siempre inquieto.

Una cuota de amor con gran respeto.
Que todo lo que pase sea hermoso.
Que deje un pensamiento delicioso
y un goce de placer sano y discreto.

Y aunque brilles de fama o de dinero,
si te falta este toque que enumero,
serás un hombre, sí, pero incompleto.

... Y que el mundo, pues, piense diferente.
Pero tú, no te olvides, ten presente,
que una cuota de amor... es el secreto.

Pergamino

Qué misterio tendrás, fuerza o destino,
que no puedo alejarme de tu lado
sin que sienta mi pecho acongojado
ni que logre olvidarte en el camino.

Qué misterio tendrás, qué influjo o sino,
que me tienes así de embelesado,
a tal punto que a veces he llorado,
por estar lejos tuyo Pergamino...

... Y me gusta vagar entre tu mundo
desde el centro a tu barrio más profundo
sin tener un camino destinado.

Y cien veces o mil, te he recorrido.
Y cien veces o mil, me hube perdido
en los sueños de todo enamorado.

Mi canción favorita

A mi esposa

Mi canción favorita es tu alegría,
cuando ambulas cantando por la casa.
Cuando escucho tu risa que me abraza
igual que la más dulce melodía.

Mi canción favorita es cuando el día
sin penas ni dolores nos enlaza;
entonces el amor todo rebasa
haciéndonos vivir en poesía.

Mi canción favorita es cuando el viento
tu voz me acerca sin ningún lamento...
Libre de angustia ni melancolía.

Y llena de ternura entre tus flores
les brindas cariñosa mil favores
hablando distraída... amada mía.

Reflexión

Un aguilucho volaba
por la inmensidad del cielo,
y deteniendo su vuelo
de trecho, en trecho, planeaba.

Desde esa altura observaba
con atención hacia el suelo,
y en ese verde pañuelo
su vista aguda clavaba.

Cansado ya de buscar
sin suerte presa, o bocado,
triste se pone a pensar:

La gente tiene razón.
El hambre al campo ha llegado.
¡Fundida está la Nación!

Duelo criollo

Un duelo criollo en acción
es cosa muy delicada.
Se miden con la mirada
un matón y otro matón.

Cada cual con su facón
sin importarle de nada,
tira su cruel puñalada
con maléfica intención.

Y de esa macabra danza
de tan patético antojo,

La muerte segura avanza
cumpliendo el funesto duelo.

Y un cuerpo inerte en el suelo
pinta la escena de rojo.

El reñidero

En el ruedo dos gallos en combate
con sus púas se hieren brutalmente.
Apostando afiebrada está la gente
presagiando un final de atroz remate.

-Voy cien al bataraz... y doy empate...-
-Copo y doblo- se escucha bruscamente.
Y los gallos, sin tregua, frente a frente
se coloran de rojo en cada embate.

El gallo bataraz parece entero.
El otro, plumas de oro, muy cansado.

Saltando el bataraz entra certero
dejando al plumas de oro fulminado.

Pero pronto se olvida lo pasado
y otra lucha reclama el reñidero.

La solterona

No conoció el amor nunca en la vida
porque el amor, tal vez, le fue vedado.
Su corazón no estuvo enamorado
y siempre fue mujer triste y sufrida.

No conoció jamás andar perdida
por un mundo fantástico, dorado.
Porque el Príncipe Azul, que había soñado,
no vino a despertar su alma dormida.

... Y solterona se quedó en su casa
con sus plantas, sus sueños, y sus flores.
Ocultándole al mundo sus dolores.

Y cada primavera, cuando empieza,
siente algo muy extraño que la abraza,
y a Dios le pide ayuda... mientras reza.

Homo Sapiens

Un mono fumador no hacía caso
de una tos persistente que tenía,
y fumando, lo mismo, proseguía,
cualquier cigarro que encontrara al paso.

Un día, el mono, haciéndose el payaso,
pucho, tras pucho, alegre consumía,
y aunque la tos convulsa ya tenía
fumaba desde alba hasta el ocaso.

¡Pobre mono ignorante de la vida
que murió en cualquier parte, tristemente,
porque en su pecho se le abrió una herida!...

Y a pesar, que es el hombre diferente,
lo mismo su existencia dilapida
... y se tilda de ser inteligente.

Mar del Plata

Me gusta Mar del Plata bullanguero.
Perderme en su alocado torbellino.
Sentir que me enajena como el vino
haciéndome olvidar del mundo entero.

Me gusta Mar del Plata marinero.
Por su centro, sus playas y el Casino.
Porque nadie se ocupa del vecino
y uno puede ser último o primero.

Me gusta por sus plazas y pintores.
Sus arenas, sus plantas y sus flores.
Porque todo es intenso, rojo, vivo.

Y también por su faro, puerto y cielo.
Con sol, con viento o lluvia, intempestivo,
es siempre Mar del Plata mi desvelo.

Soneto

Es un vuelo de pájaro un soneto.
Es el sol escondido tras la luna.
Es caricia de madre, cual ninguna.
Y es un beso de amor, suave y discreto.

Es un canto que inspira gran respeto.
Y de todo poeta la fortuna.
Es un niño dormido en una cuna.
Y es un poco también, de alarde y reto.

Es la noche abrazando el firmamento.
Es el sí, que se da cuando se quiere.
Y es aurora rompiendo en nacimiento.

Es perfume exquisito de una rosa.
Es la tarde, muy lenta, que se muere.
Y soneto eres tú, mi dulce esposa.

¿Por qué?

Por qué me hiciste así, madre querida,
con este corazón tan alocado.
Él canta dulcemente enamorado
aunque tenga mi pecho alguna herida.

A veces llevo el alma dolorida
por motivos muy tristes que han pasado.
Pero él, jamás, jamás me ha preguntado
si arrastro alguna pena por la vida,

y va cantando alegre todo el día
viviendo en una eterna primavera,
sembrando por doquier su melodía...

En vano busco corregirlo un poco
porque no sabe andar de otra manera,
y ajeno a todo, canta como loco.

¡Señor...!

Si alguna vez, su cabeza,
quiere ponerse a pensar,
jamás deje progresar
esa chispa de grandeza.

Beba vino, alcohol, cerveza,
para que pueda lograr,
esa locura frenar
de tan sentida nobleza...

Si se detiene a pensar,
lo tildarán de extremista,
y lo pondrán en la lista
de gente sin trabajar...

Hágame caso, ¡resista!
aunque tenga que llorar.

Un detalle

Un detalle es lo mismo que una coma.
Tiene tanto valor como un acento.
Si no hay coma, no hay paro, no hay aliento.
Y sin punto un escrito es una broma.

Un detalle es color, matiz, aroma.
Intención despertando el pensamiento.
Es un beso, un adiós, es un momento
de un rayito de sol, triste que asoma...

Y también un detalle, es simplemente,
algún gesto de amor o de ternura
que se escapa del alma dulcemente.

... Hoy he visto un detalle en tu mirada
que me ha dicho, en romántica postura,
de que sigues, mujer, enamorada.

Rebusques

¡Qué cosa más extraña es el soneto
que sigue, pese al tiempo, perdurando!
Y son catorce líneas desafiando
a todo aquel que acepte entrar en reto.

No quisiera ponerme en el aprieto
de andar versos, tras versos, hilvanando.
No soy un rimador que va buscando
la perfección exacta de un cuarteto.

Además, un soneto es venturoso
resistente, severo y caprichoso.
Haciendo peligrar al sonetista.

Yo canto solamente lo que siento.
Lo que escapa del alma en un momento.
... Y dejo los rebusques al artista.

Los locos

Un loco y una loca se encontraron
una tarde soleada de verano.
Y asidos, los dos locos, de la mano,
felices y contentos caminaron.

De sueños y de amores conversaron.
De un niño blanco y rubio, hermoso y sano.
Y haciendo caso omiso a lo mundano
con tremenda inocencia se besaron.

... La tarde se inclinó para dormirse
y al punto de partida regresaron,
para luego, muy triste, despedirse.

Y mientras se alejaban, poco a poco
los labios del demente balbucearon:
¡Dios... también mi corazón está loco...!

Reencuentro

Densa llovizna, como un manto fino
moja la tarde persistentemente.
... Todo está gris; el cielo, tierra y gente,
y en ese gris inmenso yo camino.

No llego nunca porque no hay destino
que ordene y mande en mi confusa mente.
Marcho sin rumbo, mecánicamente,
con paso incierto, tardo, paulatino.

... Las sombras bajan silenciosamente.
La noche llega irremediablemente.
Mas yo, con mi ambular, cansado sigo...

... Me detengo a observar la luz de un foco,
transparente, sin lluvia, y poco a poco,
me encuentro sin el gris... pero conmigo.

Un cuento

Pretendo escribir un cuento
que no caiga en lo trivial.
Sin trama convencional,
ni largo, corto, ni lento...

Un algo nuevo, un intento
de relato original.
Y que al llegar al final
diga el lector: ¡Qué argumento!

Pretendo escribir un cuento
fuera de toda verdad.

Sin entrar en vanidad
algo así: como un invento.

¡Yo pongo mi voluntad...!
Si no sale... lo lamento.

El bicho nadador

Un bicho nadador en un pantano,
se desplazaba con sonora risa.
A veces muy despacio, otras deprisa,
y otras veces con una sola mano.

-Aquí me quedaré (decía ufano),
disfrutando del agua, sol y brisa-
- Esa es mi voluntad firme y precisa,
hasta llegar a ser un bicho anciano.

El pantano jamás díjole nada.
Lo dejaba soñar hablando en vano
con profundo dolor, pero muy tierno.

Porque muy bien sabía, aquél pantano,
que el bicho perdería su bobada
al llegar las escarchas del invierno.

Los fresnos en otoño

Los fresnos se desnudan lentamente
en un ballet de fuego anaranjado.
La brisa suspirando se ha quedado
remontando ilusiones dulcemente.

Las nubes se deslizan raudamente
bajo un cielo grisáceo mal pintado.
Los pájaros con vuelo desganado
sus alas abanican simplemente.

Otoño, como un niño entusiasmado
juega feliz, gozando irreverente,
y lo que fue hasta ayer, hoy lo ha borrado.

Pero los fresnos saben del otoño,
y esperan dormitando tiernamente
despertar a la vida en un retoño.

Mundo de cristal

Yo cantaba, Señor, alegremente,
al rocío, a las plantas y a las flores.
Y embriagado de sueños y de amores
la vida transcurría dulcemente.

Yo cantaba, Señor, muy tiernamente,
a esas tardes pintadas de colores.
Y extasiado de mágicos fulgores
recitábale al sol, sonrientemente.

Yo cantaba, Señor... mas cierto día
conocí la amargura y la tristeza.
Y el dolor hizo mella en mi cabeza.

Desde entonces ya todo ha terminado.
Llevo a cuesta una gris melancolía.
Mi mundo de cristal se hubo quebrado.

Poesía

También es poesía cuando el viento
pasa silbando en el invierno helado.
El corazón que sueña enamorado
y el misterioso don del pensamiento.

También es poesía el dulce acento
del llanto tiernamente derramado.
Las tardes de un otoño anaranjado
y el alba despertando en nacimiento.

También es poesía un viejo nido
que ha quedado de un árbol suspendido.
Y el amor... aunque tenga desengaños.

La palabra de fe de un hombre santo.
Y todo lo que es vida, luz y canto.
... Y el sabor agridulce de los años.

Navidad lunfarda

Silla, mesa y un vinacho.
Soda, cigarrillo y queso.
Salame picado grueso
y de pan, tan sólo un cacho.
Bate el cafiolo: ¡CARACHO...!
Navidad y sin un mango...
Se saca lento un tamango,
chapa una ruin alpargata
y mientras se queda en pata
se silba, tristón, un tango.

A tres bandas... Carambola

Si no conoció carpeta
de color verde esperanza,
y en alguna mezcolanza
no fue primero en la meta.
Si no manya bien la treta,
de los naipes encerados
o los huesitos cargados,
quédese en su casa, piola.
A TRES BANDAS... CARAMBOLA...
no es cosa de improvisados.

Tendrá que ser jugador
más que pulenta, de bute,
porque cualquier farabute
de entrada ya es perdedor.
Además, calculador,
tener pulso y buena vista.
Conocedor de la pista
como si fuera un campeón...
LAS TRES BANDAS sólo son,
pa´l que nació billarista.

Che Luna

Disculpame, che luna, que te bata,
la pena que me ronda por la zurda,
y vaya en esta noche medio en curda
largándote mi rante perorata.

Disculpame, che luna, tanta lata,
con bronca que te suelte en lengua burda.
¡Vos sos mi compañera!... así te aturda,
aguantame, te pido, esta cantata.

Resulta que me han dicho esta mañana
(si parece que fuera una macana)
que el flaco se piró pa´l otro mundo...

Desde entonces, che luna, no he podido,
soportar ese chirlo tan jodido
y llevo el cuore enfermo... moribundo.

Piantado

Soneto en lunfa

Te confieso que estoy enamorado.
Te confieso también, un poco loco.
Si por tu amor me hube cortado el toco
y en el bulín, me paso engayolado.

Tus palabras dulzonas me han flechado.
Y todo fui dejando poco a poco.
como un perro a tu lado me coloco
y me quedo en el molde, bien callado.

¡Mala suerte si estoy equivocado...!
Es la primera vez que ando metido
y tengo el corazón embalurdado.

Pero me agrada el cambio que he sufrido.
Lo hermoso de este sueño desmedido
y vivir, por tu amor, algo piantado.

Semblanza

Recordando a Ricardo Argento

Soneto con estrambote



San Nicolás y Pueyrredón

Lo recuerdo parado en esa esquina
campaneando el ambiente de costado.
Saco oscuro, derecho, abotonado,
pañuelo y lompa gris de gabardina.

Zapatos cuero negro, punta fina.
Con taco militar afrancesado.
Sombrero color plomo ribeteado
y cigarro con humo en serpentina.

Lo recuerdo también, bailando el tango,
pero un tango marcando bien su rango,
canyengue, compadrón y canfinflero.

Y en el tiempo fulero de laburo
lo recuerdo también de zapatero,
dándole a la trincheta fuerte y duro.

Pero más lo recuerdo todavía,
-y no crean que miento, se lo juro-
por la estampa y la pinta que tenía.

El espiante

Salió a comprar cigarro la percanta
y van casi dos horas que la espero.
(Decía un compadrito canfinflero
con alma de rufián y algo de chanta).

¡Pero lo juro!... por mi madre santa,
que las pilchas que tenga en el ropero,
en un paquete, con moño bien diquero,
encontrará en la puerta la atorranta.

Desesperado el fioca por un faso
la bronca desparrama paso a paso,
por el bulín mistongo arrabalero.

Dos horas más y minga de la mina.
Y el fiolo expresa al fin, con mala espina,
¡Mi Dios!... quedarse solo, qué fulero.

Coplas y pensamientos

Coplas que el viento se lleva.
Coplas que el viento llevó.
Coplas que tú me pediste.
Coplas que doy por amor.
... Así, lo mismo, una tarde
entre coplas me iré yo.

Mis coplas son palomitas
que se han echado a volar.
Qué lindo si se quedaran
anidando en otro hogar.

La guitarra es más guitarra
cuando en silencio no está.
El poeta, es más poeta,
cuando se pone a pensar.
Como la copla es más copla
si de boca en boca va.

El hombre que va cantando
lleva el corazón contento.
Desgraciado del que nunca
echa una copla en el viento.

Es un invierno la vida
muy duro y a veces cruel.
Pero la hace primavera
el amor de una mujer.
Qué cosas tiene la vida.
Qué cosas tiene el amor.
A veces tanta alegría
y a veces tanto dolor.

El poeta es el poeta
y el escritor, escritor.
El maestro es el maestro
y el profesor, profesor.
Para los genios, la gloria
de ser árbol, fruto y flor.

Cuando un amigo se marcha
para no volver jamás,
un algo de nuestra vida
con ese amigo se va...
Un amigo es un hermano
y a veces un poco más.

La luna tiene dos caras
y la moneda también.
El hombre sólo una cara
cuando es un hombre de bien.

Lo que el tiempo se ha llevado
no lo salgas a buscar,
podrás, tal vez, engañarte
pero encontrarlo, jamás.

Lo que se aprende y se guarda
sin que se vuelva a enseñar,
es semillita en el viento
perdida sin germinar.
El hombre vale muy poco
si carga alguna tristeza.
El hombre vale tan sólo
por la alegría que lleva.

El tiempo todo nos da
y el tiempo todo nos quita,
pero al amor verdadero
el tiempo, jamás marchita.

La comida compartida
tiene un sabor especial,
como el café que se bebe
con un amigo en el bar.

Un beso no vale mucho,
tiene y no tiene valor,
un beso vale tan solo
cuando se da con amor.

El hombre sabio no busca
fortuna, fama o poder.
Se contenta y agradece
con un nuevo amanecer.

HAIKUS

Tarde soleada,
silenciosa, sin gente.
Hora de siesta.

Si me acompañas
caminaré a tu lado
hasta el final.

La perfección
de la vida, aunque duela,
está en la muerte.

Cantan los grillos.
Las ranas le hacen coro.
Noche de luna.

Vía expedita.
Tren, campana, silbato.
Coloso en marcha.

El contrabajo
es un violín adulto
bien invernado.

Cuando me chista
la lechuza, me corren
escalofríos.
¡Deja a los niños
que corran, salten, griten...
ahuyentan brujas.

Las golondrinas
se marchan velozmente.
Llegó el otoño.

Frente a una plaza
un grupo de poetas
discuten haykus.

Un bandoneón
abierto, habla de tango.
También cerrado.

Suelta la hierba
un perfume tan dulce
que hace soñar.

Todo el encanto
de la vida está
en el amor.

Vuelan los ángeles
por el azul del cielo
... y los poetas.

Unos ojitos chispeantes
calman siempre
cualquier tormenta.
Todo envejece
con el correr del tiempo
menos el alma.

Cuando las penas
atacan, hay que estar
bien pertrechado.

Las emociones
nos hacen vivir como
también morir.

Cuando no llegas
amor de mis amores
salgo a buscarte.

Llegar a viejo
es triste, no llegar
es lamentable.

Las religiones
no son malas, los malos
son los fanáticos.

El barco zarpa.
Marineros contentos.
Dolor en tierra.

Una pequeña
semilla el hombre planta.
Nace un gigante.
Bajo la luna
de plata, va remando
el gondolero.

Corre el camino
entre romero y menta.
Sierras de Córdoba.

Un día en blanco
es aquel que pasamos
sin emociones.

¿Por qué mis ojos
a veces, sin motivo,
quieren llorar?

Papel y lápiz
y la casa en silencio
es suficiente.

Hay una plaza
que yo llevo en el alma
por los recuerdos.

Aunque esté en tierra
el hombre marinero
está en el mar.

El viento pasa
y el algarrobal suena
musicalmente.
San Telmo. Barrio
bohemio y pintoresco
de Buenos Aires.


Un solo tango
encierra toda el alma
de la Argentina.


Miré tus ojos
y por fin encontré
la paz ansiada.

El gran pintor
prepara sus colores.
El sol se asoma.


Está lloviendo.
Mi rostro se humedece.
... O son mis ojos.


Y el loro dijo:
¡Basta...! ya estoy cansado
de cuentos verdes.


Si existen libros
en el cielo, morir
será un placer.
Sólo se vive
una vez y morimos
a cada instante.

La cucaracha
vestida de frac sale
todas las noches.

¡Viva mi Patria
querida, perfumada
de libertad!

La madre luna
vigila por las noches
a las estrellas.

Cuando me miran
tus ojos, mujer, siento
que me apuñalan.

El gallo canta
inocente, confiado.
Vuelan las plumas.

Llega la brisa
tan atrapante y dulce,
como tus besos.

Una partida
de ajedrez, significa
una batalla.
Si los suspiros
se van al cielo, dónde
se van los besos...?

Cancha de fútbol.
Jugadores, pelota,
partido, gol.

Es la esperanza
como tenerlo todo
sin tener nada.

Cuando me afeito
mi mayor enemigo
es el espejo.

El que no siembra
por más que rece y pida
nada recoge.

Algunas gotas
de lluvia, impertinentes,
besan tu rostro.

El equilibrio
que existe en la vida, hace,
pensar que hay Dios.

No está la fuerza
en el cuerpo humano
sino en la mente.

Sobre Crepúsculo Otoñal

Este libro se terminó de imprimir en el mes
de julio de 2009 en los talleres de Julio Banfi Impresor,
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Tel.: +56 - 2477 - 432647
e-mail: imprentabanfi@argentina.com