lunes, 1 de noviembre de 2010

Tarde dorada

Se está muriendo un poeta...

Y hay un silencio tan grande,
una quietud, una calma,
que no se escucha una queja
ni respirar en la sala.
Se está muriendo un poeta...
Y la estancia es tan oscura
que todo es figura rara,
y se confunde de blanco
su rostro junto a la almohada.
Se está muriendo un poeta...
Y en el último momento
le pide a su fiel amada
que de par en par se abran
las puertas y las ventanas,
y una explosión allí nace
de mariposas pintadas,
de luces multicolores
y de pájaros que cantan.
Y una música comienza
suave de tristes campanas.
Y son voces celestiales
que tiernamente lo llaman.
Voces que tanto conoce.
Voces que tanto llorara.
Voces queridas que guarda
muy dulcemente en el alma...
Se está muriendo un poeta
y es una tarde dorada.

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