lunes, 1 de noviembre de 2010

Zamba hechizada

Anoche estando en silencio
y solitaria la casa,
escuché venir muy suave
una música lejana.

Una canción misteriosa
salida de una guitarra.
Melodía arrobadora
que penetraba hasta el alma.

Enseguida me di cuenta
que era voz de dulce zamba
y agudicé los oídos
para mejor apreciarla.

Y me envolvieron sus notas
invitándome a bailarla,
y sin querer y queriendo,
bailando zamba yo estaba.

Un pañuelo entre mis manos
arabescos dibujaba.
Y mis piernas, en el aire,
con fina gracia danzaban.

Y fuimos dos, por momentos,
que enamorados bailaban,
buscándose entre los giros
de aquella hechizada zamba.

Pero de pronto las notas,
enmudecieron quebradas,
y otra vez quedó en silencio
y solitaria la casa.

Y en el lugar más sombrío
y apartado de la sala,
estaba yo, sin saber,
si fue verdad o soñaba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario