lunes, 1 de noviembre de 2010

¡Ay... Misiones!

El sol se va alejando por el río
dejando escamas de oro por el agua.
La tarde en claroscuro y misteriosa
se esfuma entre mil sombras de fantasmas.

Gaviotas que la playa van buscando
plegando de cansadas ya sus alas.
Comienza el gran concierto de la noche
monocorde de grillos y de ranas.

Un grito proveniente de la selva.
Otro grito y después sublime calma.
La selva es una madre inteligente
y amorosa descansa, ordena y manda.

... Y aquí estoy, caminando nuevamente,
por senderos de tierra colorada.
Mientras tú: Ay Misiones...! te adormeces
en un mágico y dulce panorama.

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