lunes, 1 de noviembre de 2010

Leyenda del primer rancho

Hubo una vez, hace tiempo,
sobre este suelo bendito,
un gaucho y una carreta,
una mujer y dos hijos,
que marchaban con el polvo
de los agrestes caminos,
y la noche era su techo
y el sol su manta de abrigo...
Anduvieron y anduvieron,
sin rumbo fijo o destino,
y el gaucho pensó mil veces:
¡cualquier lugar es lo mismo...!
Anduvieron y anduvieron,
al paso lento y cansino,
y el gaucho pensó mil veces:
¡para qué apurarse, amigo...!
Y una mañana de agosto,
cuando ya moría el frío,
vio con asombro en un árbol
que un pájaro hacía su nido.
De paja y barro formaba
aquel hogar con cariño,
y de contento, su canto,
se convertía en un grito...
Y sintió, dentro del pecho,
aquel gaucho entristecido,
la hermosa idea de hacerle
algo igual para sus hijos.
Y desató la carreta,
y le agradeció a su amigo,
y dejó, desde ese instante,
de ser gaucho peregrino.
Y amasando paja y barro,
con amor, afán, delirio,
levantó sobre una loma,
el primer rancho argentino.

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