lunes, 1 de noviembre de 2010

Padre

¿Que te he perdido...? ¡Mentira!
Yo nunca te hube perdido,
porque estás siempre a mi lado
en cada verso que escribo.

Cuando me siento a la mesa.
Cuando reprendo a mis niños.
Cuando recorro las calles
a veces entristecido.

Cuando mis ojos se empañan
sin tener ningún motivo.
Cuando me falta en el día
las palabras de un amigo.

Cuando de noche, en silencio,
mi hogar está quieto y tibio,
y los recuerdos comienzan
de aquel hogar que tuvimos.

Cuando a mi madre la abrazo
y la beso con cariño,
porque en cada abrazo y beso
estás tú, también, conmigo.

¿Que te he perdido...? ¡Mentira!
Yo nunca te hube perdido...
Además, jamás un padre,
del todo abandona a un hijo.

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