Recuerdo las palmeras
de bulevar Alsina,
el paredón, el puente,
y aquella vieja esquina,
donde todas las tardes
pelotaris había,
y Mustafá jugando
era una garantía.
La casa perfumada
de esa buena vecina,
y aquel aroma dulce
de malvón y glicina.
El humo carbonero
oscureciendo el día,
y el ruido ferroviario
que escucho todavía...
La luz amarillenta
del foco de la esquina,
cayendo al empedrado
sin fuerza, mortecina.
Y todo aquel entorno
con su fisonomía
que el tiempo no ha podido
borrar del alma mía...
Y otra cosa recuerdo
de bulevar Alsina,
una muchacha alegre
que a mi encuentro camina.
La noche no importaba
por más oscura y fría,
yo suave la abrazaba,
y ella me sonreía.
¡Por Dios! Cuántos recuerdos
de bulevar Alsina,
con perfume de tiempo
de malvón y glicina.
... A veces melancólico,
perdido, entre neblina,
luchando con fantasmas,
despierto en esa esquina.
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