lunes, 1 de noviembre de 2010

Fuego sublime

Cada artista lleva un fuego
siempre encendido en el alma,
que sin saber el motivo
a veces arde y se inflama.

Para que el calor no avance
y retorne a tibia llama,
el artista febrilmente
libra su propia batalla.

Y pelea con su mente,
con su sangre y con fantasmas,
hasta que al fin una imagen
aparece de la nada.

Y esa imagen se transforma
en la creación soñada.
Y termina aquel delirio
que por dentro le quemaba.

Y el fuego se va aplacando
reduciéndose a una llama.
... Es la llama de los genios
que del todo no se apaga.

Y lentamente el artista
recobra otra vez la calma...
Y el hombre vuelve a ser hombre
en lo simple de una lágrima.

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