Misteriosa soledad

¡Las cosas que el hombre piensa
cuando está solo en su casa...!
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Las sombras de los sillones
parecen negros fantasmas
y el ventanal un gigante
que me está dando la espalda.

No faltan pequeños ruidos
que de algún lado se escapan
y el corazón se aligera
y la saliva se amarga.

Todo parece dormido,
hasta el reloj lento marcha.
¡Pero yo se que es mentira!
¡Pero yo se que me engañan!

Mil ojos están abiertos
en lo oscuro de la sala,
en cuanto quiera moverme
los mil ojos se me clavan.

Entonces me quedo quieto
sin decir ni una palabra;
mientras grita mi otro yo
¡Que venga, por Dios, el alba!
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Las cosas que el hombre piensa
cuando está solo en su casa,
y el silencio de la noche
se le ha metido en el alma.