lunes, 1 de noviembre de 2010

¡Marinero...! ¡Marinero...!

No te marches, marinero.
No te marches, ¡por favor...!
Porque el tiempo que te espero
vivo y muero por tu amor.

Si te marchas, marinero,
llévate mi corazón,
de cualquier forma que sea
sin tenerme compasión.

Yo comprendo, marinero,
que es difícil la elección,
porque el mar, el barco, y cielo,
más que amor, es tu pasión.

Yo no quiero, marinero,
vivir siempre de ilusión.
¡Que te marchas...!
¡Que te espero...!
¡De que pierdo la razón!

No te marches, marinero.
Deja al fin barco y timón.
¡Marinero...!
Marinero...!
Llévate mi corazón.

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