lunes, 1 de noviembre de 2010

Los locos

Un loco y una loca se encontraron
una tarde soleada de verano.
Y asidos, los dos locos, de la mano,
felices y contentos caminaron.

De sueños y de amores conversaron.
De un niño blanco y rubio, hermoso y sano.
Y haciendo caso omiso a lo mundano
con tremenda inocencia se besaron.

... La tarde se inclinó para dormirse
y al punto de partida regresaron,
para luego, muy triste, despedirse.

Y mientras se alejaban, poco a poco
los labios del demente balbucearon:
¡Dios... también mi corazón está loco...!

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